Si tuvieses un cliente que te debe dinero y a la hora de ir a cobrar ese cliente te dijera:
“Mira no tengo dinero para pagarte, préstame tú el dinero, que con tu mismo dinero te voy a pagar lo que te debo y te lo devuelvo dentro de un año con un 3% de interés”
¿Lo harías? ¿Te parecería la mejor inversión del mundo? Probablemente no.
Pues esa sensación es la que se me ha quedado a mí cuando he visto colas y colas de muchas personas, entre las que había muchísimos pensionistas, para invertir en Letras del Tesoro, es decir para darle dinero prestado al mismo cliente que te lo debe, a la misma empresa “Estado Español” que luego te tiene que pagar, a esa empresa que según el Banco de España actualmente tiene un nivel de deuda en máximos históricos con 1,506 billones de euros, un nivel del 116% de deuda sobre el PIB (necesitaríamos 1,16 años de producción de bienes y servicios para pagar la deuda pública).
Como planificador financiero, esto me lleva a pensar que ¿por qué la demanda de las Letras del Tesoro se ha disparado? y la conclusión a la que he llegado es que la mayoría de las personas cuando tomamos decisiones de inversión, no analizamos esas inversiones en todo su conjunto, si no que rápidamente buscamos la parte de la inversión que cumple cubrir nuestras necesidades y con eso nos basta y nos olvidamos de todo lo demás.
Y con las Letras del Tesoro se han juntado dos cosas que gusta mucho a los inversores, como son la seguridad (la empresa que me debe el dinero es El Estado y si el Estado no puede pagar pues apaga y vámonos) y la segunda es que llevamos muchos años con unos tipos de interés muy bajos y ahora en poco tiempo han subido y es muy goloso pasar de 0% a 3%.
Pero que sea “goloso” no quiere decir que sea “adecuado” y es aquí donde los planificadores financieros analizamos el producto en su conjunto y vemos que cosas buenas tiene y que cosas menos buenas tiene, para que nuestros clientes puedan decidir realmente por ellos mismos si las Letras del Tesoro es el producto adecuado para ellos en este momento.
Las cosas buenas son evidentes, alto grado de seguridad “en teoría” más una rentabilidad superior a lo que hemos tenido en los últimos años.
Las cosas menos buenas son:
Rentabilidad insuficiente para luchar a corto plazo contra la inflación tan elevada que vivimos actualmente. Válido para disminuir el efecto de la inflación en tu economía personal, pero no válido para superarla.
Indisponibilidad del dinero. En el caso de las Letras del Tesoro el tiempo es a corto plazo, puedes comprar letras a 3, 6, 9 o 12 meses. Puede ser importante para ti o no. Influye mucho la edad del inversor a la hora de buscar inversiones a corto o a largo plazo.
Gastos de contratación. La rentabilidad real es menor debido a los costos de contratación, ya lo contrates directamente a través del Banco de España o lo contrates a través de tu banco. Es un dato que debemos conocer para saber cuál es la rentabilidad neta.
Ofertar más o menos deuda pública, no se basa solo en criterios económicos, sino que también influyen decisiones políticas de personas que pueden tener intereses personales para mantenerse en el poder antes que intereses puramente económicos.
No tienen un criterio de inversión ESG, que tan de moda está en la actualidad. Es decir, no tienen que cumplir criterios ambientales, sociales y de gobierno que fomenten la sostenibilidad. Puede ser importante para ti o puede que no.
Los datos de deuda pública que manejamos actualmente están maquillados por la inflación. Al tener una inflación alta, el PIB es mayor nominalmente hablando, pero no es un aumento real de la producción. Como el PIB es mayor, el ratio DEUDA/PIB se reduce.
Pero como hay que contener la inflación, se tienen que subir los tipos. Subir los tipos favorece al inversor que puede comprar Letras del Tesoro a tipos más caros, pero perjudica al Estado que tiene que pagar esas Letras a posteriori más caro.
Si al final consiguen controlar la inflación, pasarán dos cosas, una es que el PIB bajará a sus niveles normales de inflación y la otra es que la deuda aumentará al pagarla más cara el Estado y por las medidas usuales de incremento de gasto público que se toman cuando una economía reduce su PIB, por lo que el ratio PIB/DEUDA puede dispararse en los próximos años y provocar una explosión de la deuda en el futuro. Y no lo digo yo, lo advierte el Banco Central Europeo como puedes ver en esta noticia publicada en elEconomista.es
Así que ya sabéis, no es oro todo lo que reluce en las Letras del Tesoro, que cada uno decida si es el producto adecuado para sí mismo en el momento actual.
Este artículo está basado en opiniones personales y no contiene información suficiente para apoyar una decisión de inversión y no debería ser tomado como referencia para evaluar las ventajas de invertir en cualquier valor o producto. Las previsiones, cifras, opiniones o técnicas y estrategias de inversión aquí reflejadas se ofrecen exclusivamente para fines informativos, sobre la base de ciertos supuestos, condiciones actuales, expectativas futuras de los mercados y no debe ser considerado como asesoramiento o recomendación sobre ningún producto, estrategia, característica de plan o para otros fines en ninguna jurisdicción.
Cada persona debe valorar de forma independiente las consecuencias y determinar, junto con su propio asesor profesional, lo que considere adecuado para alcanzar sus objetivos personales.
Invertir en los mercados financieros implica un riesgo de pérdida y no hay garantías de que todo o parte del capital invertido sea reembolsado, ya que están sometidas a las fluctuaciones de los mercados financieros mundiales y de los tipos de cambio internacionales.